Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Mario Benedetti

Estoy como sacuendiendo el polvo, tal vez la que dejaron y dejan mis palabras, que de viejas sólo me han dejado recuerdos. Veo el mueble más lejano y una nostalgia me regala una sonrisa de alegría pero de alma triste, como el espíritu que se qiedó conmigo en esta vida.

Te veo entre soles, entre flores y entre tu sonrisa que hace brillar mis ojos, así como lo recuerdo, como lo deseo; y veo que al final mi camino fue cubierto de polvo y nieve, sin dar pasos atrás, proseguí como hoy, dando el paso que quizás me eleve al cielo o me lleve a la oscura habitación del olvido... Te quiero, digo al andar y seguidamente tu nombre es una oración que es manantial en mis labios...

Ricev