El destino quiso tomarte por sorpresa, como aquella vez que por el hilo telefónico y sin darte cuenta el mundo comenzó a cambiar para ti y para algunos más. Nos tomó por sorpresa porque no esperábamos más que la monótona forma de vivir de quien casi se resigna; pero nuestra rebeldía no podía quedarse dormida y menos en ese instante en que el alma se levantó contra el desamor y se entregó a una experiencia que marcó tu vida… también la mía.
Tomaste el valor y lo convertiste en bandera, y en tus ganas, en tu entusiasmo contagiado de tu furor fui feliz en tanta rebeldía que nos hizo soñar. Y tomamos nuestras convicciones y nos enfrentamos al mundo que dejamos; en aquellas épocas en que solías dar cara sin dudar.
El destino quiso tomarte por sorpresa, pero tenías más fuerza que antes y aunque el viento adverso fue intenso, supimos ir más allá siempre, y la historia nos recordará, nuestra historia, esa que sólo sabemos tú y yo; porque yo te recuerdo y recuerdo todo aquello que fue un constante hilar que más y más nos fue estrechando.
Tomé tu mano aquella vez, aunque fría, tenías el alma a punto de arder… y la encendí. Y la indiferencia que habitaba en mí, fue una leyenda que cada vez más se fue olvidando. Comencé a extrañarte y afortunadamente me extrañaste, porque de otra manera no sé si habría entendido el fuego que encendí aquella vez, la primera vez que te besé.
Ricev
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